José Miguel Fortín Magaña,
actual Director del Instituto de Medicina Legal, es un nombre que no pasará
desapercibido por mucho tiempo en el ámbito social-político del país. Ayer se
hizo público que su cargo está a pocos meses de terminar, ya que la Corte
Suprema de Justicia ha ordenado abrir a concurso su plaza. Psiquiatra de
profesión, le ha tocado vivir y contar los muertos de la ola de violencia
social que vive nuestro país.
El cargo que Fortín Magaña ha ocupado desde 2010 a la
fecha ha sido interino y se había prolongado a raíz de un recurso de amparo que
él presentó en diciembre 2012, ante la destitución ordenada por el entonces
presidente de la Corte, Salomón Padilla.Tres años después, la Sala
de lo Constitucional resolvió a favor del director de Medicina Legal y dejó
poner a concurso la plaza de Director.
El pasado 2 de Septiembre en conferencia de prensa, le
tocó dar la cara a los medios de comunicación e informar que el mes de agosto
cerraba con 911 homicidios en todo el país. Datos que, según el gobierno de
turno no concuerdan con las estadísticas de la PNC. “Las cifras de homicidios que Medicina Legal han resultado
molestas para algunos sectores de gobierno, eso podría haber tenido algún nivel
de presión, indistintamente las razones no las sé”, dijo el pasado miércoles en
una conferencia donde anunció que lo apartan del cargo.
Entre tanto, dijo que esperaría del
nuevo director que “tenga la suficiente valentía como para decir lo que
verdaderamente está pasando en el país y que no le tenga miedo a ningún avatar
político.En su paso por el IML, Fortín Magaña asegura que todos los días
recibió presiones y amenazas de funcionarios importantes, como el expresidente
de la República, Mauricio Funes, y también del Fiscal General, Luis Martínez.
Agregó que llegará el día en que los
salvadoreños “vamos a aprender que el hecho de que alguien piense distinto que
nosotros no nos convierte en enemigos, sino en posiciones de pensamientos
distintos y que fortalecen la democracia”.
Fortín Magaña afirmó que luego de
entregar su cargo, en unos dos meses, se dedicará a la academia “a impartir
clases en la universidad, algo que a mí me gusta y aunque no paga mucho, es muy
honorífico”.También atenderá su clínica privada de psiquiatría.
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